Bora
Bora es uno de esos destinos exóticos que aún se puede visitar con la sensación
de estar en otro mundo, un paraíso natural en la recóndita
Polinesia Francesa. Sus mayores atractivos son sus playas, esas aguas
cristalinas salpicadas de arrecifes de coral, la observación de la vida
submarina y los bungalows sobre el agua.
Estas
características han hecho que la isla se convierta en destino favorito para
pasar la luna de miel.
Se
puede considerar un destino de lujo, ya
que el coste de la estancia turística es bastante alto, atrayendo de este modo
un turismo de categoría superior.
Qué ver
y hacer en Bora Bora
Esta
isla es pequeña, poco más de 30 kilómetros cuadrados de territorio.
Al llegar al aeropuerto vemos la laguna y la isla principal al frente, con el
monte Otemanu que con sus 727 metros es el punto más alto.
Dentro
de la laguna, se puede recorrer en canoa,
en barcos con fondo de cristal, a nado o buceando, hay varios islotes. También
se puede hacer una excursión hacia la barrera de coral para hacer snorkel y
contemplar la rica y colorida vida submarina.
También
podemos disfrutar de las puestas de sol desde un katamarán. O escoger para
descansar alguna de las playas de Bora Bora, como Playa Matira al sur de la
isla, la más famosa, caracterizada por sus arenas blancas y sus aguas tibias y
poco profundas.
En el parque marino Lagoonarium,
situado en un islote privado, se puede ver y nadar con diferentes animales,
como tortugas, rayas, delfines, peces de colores…
En Le
Meridien hay un parque marino de tortugas donde viven más de 100 especímenes de
tortugas marinas y se puede nadar con ellas.
Vaitape
es el principal pueblo de Bora Bora, donde podemos visitar el
centro artesanal, o la tumba de Alain Gerbault, un famoso navegante que dio la
vuelta al mundo en solitario en 1929.
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